Por: Efraín Mar Cano.
Es una promesa, cuyas facultades apuntaban hacia una carrera de altos vuelos, el destino opina de distinta manera, al comenzar la charla con Juan José Cano Carús, nos sale al paso con una frase suya “Lo que pudo ser, no fue”, así analiza firmemente los sucesos amargos que todos tenemos en algún momento de nuestra existencia.
Con esa gran facilidad hacia la plática, de que está dotado “El amigo Cano”, entramos al terreno obligado o sea el fútbol. “Mis estudios los cursé en la escuela Antonia Nava”, al poco tiempo con permiso de mis padres, jugué pelota en la Liga Juvenil, con el equipo Carniceros, dirigido por Emilio del Ángel Amador, y ya en segunda fuerza, con el equipo Toluca, de la Barra Norte”.
En el año de 1964, con cierta experiencia y muchas facultades, participa en el campeonato regional, con el equipo Barra Norte, “Teníamos un trabuco”, comenta “El Amigo”, muy emocionado.
Su caminar, lo lleva a Poza Rica, de la Segunda División Profesional de Ascenso, recomendado por el señor Maraboto. En ése entonces el trabuco petrolero era dirigido por el argentino “Ché Novelo”, “Yo practicaba con las reservas.
El tuxpeño ya había hecho migas con jugadores de la talla de Sandoval, Glostora García, Felipe Hernández, Pescado Portugal, ex-suegro de Hugo Sánchez y Carlos Calderón de la Barca, que por cierto fue adquirido del Ámerica, siendo seleccionado nacional.
“Despúes, en el mismo Poza Rica, jugué para el equipo Estrella Roja de la liga local. Tiempo despúes marché a Toluca, donde participé en el cuadro alterno”.
Sus ansías de seguir jugando al fútbol, lo llevaron hasta Comalcalco, Tabasco, donde jugó torneos regionales, que eran de buen nivel.
De la noche a la mañana, su vida del “Amigo” Cano, daba un giro de 180 grados, al recibir un ofrecimiento que lo llevaría a los Estados Unidos, a afiliarse a los Toros de California, cuando el fútbol empezaba a desarrollarse en el vecino país. Para mantenerse en forma, se afilió al equipo Halcones. Cuando arreglaba sus documentos para asistir a otra aventura, su visa estaba en trámite, cuando sobrevino la fractura.
“Es algo que no quiero ni acordarme”. Por fractura del tobillo, fue a causa de una entrada artera del jugador del equipo Coca Cola, conocido como “El Moro” Lemus, en un encuentro jugando en el campo “Damián Carmona”, “ En ese entonces yo jugaba con Halcones” de la colonia Rosa María”.
Ya estaba arreglando sus documentos para asistir, quizá a su mas importante aventura, cuando sobrevino la fractura.
“Es algo de la que no quisiera acordarme”. “Yo lo ví porterear y su calidad estaba fuera de cualquier duda, con su 1:80 de estatura, juventud y sus facultades, tenía para hacer una gran carrera en el fútbol de paga. Su parecido físico con “Cristante” portero del club Toluca, era enorme.
Mi retiro de las canchas lo firmé con el Real Selther de veteranos, aquí en Tuxpan, patrocinado por Genaro Mendoza.
Actualmente administra una finca en la comunidad de Ojite, herencia de sus padres, Juan Cano Espinoza, de origen español, y María de los Angeles Carús, llegando a poseer en esos tiempos hasta 500 hectáreas, producto de su trabajo.
Procreando cuatro hijos, Juan, Luis ya fallecido, Milagros y Ana. Su domicilio particular se ubica en la casa no.29 la calle González Ortega, donde vive con su esposa Araceli Valdez de Cano, atendiendo juntos, un próspero negocio de quesos, sus hijos: Mariana, Juan José y Araceli.
Que agradable fue la charla con el carismático “Amigo” Cano Carús, despidiéndose con la misma frase: “Ni modo amigo, lo que pudo ser, no fue, yo estoy resignado y ya dí vuelta la página”…Hoy disfruta la vida en la paz hogareña, y en su finca sigue arrancando el secreto de la tierra, cosechando frutos de temporada y también cosechando amigos.